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Cuando crees que tu competencia es más buena que tú

Es muy común cuando empiezas una actividad o ya llevas tiempo en ella, compararse con los demás. Tienes millones de inputs que te vienen de todas partes, además de los que tú ya buscas.

Puedes encontrar muchos profesionales haciendo cosas “parecidas” a lo que tú quieres hacer. Tienes tu proyecto, arrancas y… vas fijándote en lo que hacen los demás, no para copiarlos, evidentemente, pero si para estar al día de las tendencias y de lo que ofrece el mercado.

Hay dos maneras de tomarse eso. Una, lo haces como inspiración, para poder modelar sistemas o métodos, para buscar en qué puedes diferenciarte, para alentarte a ser la mejor versión de ti mismo, para superar retos, en fin, para potenciar tu empresa.

También puedes… tomártelo a la tremenda como se suele decir. Pensando que los demás lo hacen mejor que tú, que tu servicio no es suficientemente bueno, que no tienes tanta audiencia ni prospectos como ellos, que lo que haces no le interesa a nadie, que como hay un montón de gente haciendo lo mismo (o muy parecido) no van a saber ni que existes… y podría seguir y seguir la lista.

No sé si te das cuenta de la diferencia de enfoques en los que podemos caer y las opciones son claras, o A o B, ¿tu cual crees que te ayudará con tu negocio?

Parece una pregunta obvia, pero más veces de las que piensas, aun sin ser conscientes de ello, tendemos a compararnos con gente que está en una posición distinta, más visible, que ha generado más resultados y que lleva más tiempo que tu. No solemos fijarnos en los “iguales”. Eso hace que nos frustremos por no encontrarnos en la misma posición.

La competencia además la vemos como algo opuesto, alguien a quien espiar y no revelar mucho, a quien no perder de vista, pero desconfiando… por suerte esto está cambiando. Mi negocio no estaría donde está si no hubiera podido colaborar con profesionales que trabajan en mí mismo ámbito y de los que hemos forjado una relación de colaboración y cooperación en proyectos, llegando a crear incluso una relación de amistad.

La competencia existe, y queremos que nuestros potenciales clientes se fijen en nosotros y no en los demás, así que esto es lo que puedes hacer:

No competir por precio, sino por el valor de lo que ofreces

En bastantes ocasiones, cuando elegimos la opción de compararnos con los que hacen los demás y nos sentimos en inferioridad de condiciones, se tiene la brillante idea de bajar los precios, como si eso fuera la solución a todos nuestros males.

Si solo competimos por eso, siempre encontraremos a alguien que haga lo mismo y plantéate si tu lo que quieres para ti es un cliente o un prospecto que solo te quiera si ofreces descuentos, te regatea y no valora lo que haces.

Piensa que propuesta de valor le puedes aportar, porque debería confiar en ti y contratarte, enfócate en lo que puedes hacer para ayudarlo y te quiera por quien eres, no por si eres más barato que el vecino.

Descubrir que te hace diferente

Para ello es conveniente que te plantees  que puedes hacer distinto de lo que hacen los demás, a lo mejor puedes ofrecer un servicio diferente, con un plus, o te diferencias por tu experiencia, por saber exactamente por lo que han pasado ellos (una historia de superación personal), lo importante es averiguar qué es lo que te diferencia de los demás y que además pueda ser lo que tu cliente necesita.

Verdaderamente lo que les interesa, es cómo puedes ayudarles, genera una relación de confianza con ellos, una interacción, que puedan contar contigo y que además vean que sabes de lo que hablas y conoces lo que les ocurre. Dirígete a ellos como si fuera lo más importante para ti, con respeto y de forma natural, tal y como tú eres.

No tengas la tentación de querer parecer quien no eres, las personas que no son auténticas y que son demasiado “políticamente correctas” para agradar a todo el mundo, no acaban conectando con nadie en particular. Se tu mismo y atraerás a los que empaticen con tu manera de ver las cosas y de actuar. Los podrás ayudar mucho más si te centras en ellos.

Compárate siempre con quien eras antes, no con el vecino

Cuando nos comparamos con alguien que no está en el mismo nivel que nosotros, tendemos a sentirnos derrotados y frustrados por lo que los demás consiguen y nosotros todavía no.

En cambio, si la comparación cambia de escenario y tendemos  a ver lo que hemos conseguido nosotros en comparación a quienes éramos antes, probablemente veamos una progresión ascendente.

Solo tienes que echar la vista atrás, y ver como empezaste o si acabas de empezar, todos los temores que tenías, de si lo ibas a hacer bien, de si le gustaría a alguien. . .pero te atreviste. Cuando trazamos una línea en el tiempo, nos da perspectiva para ver lo que hemos avanzado y lo mucho que hemos logrado. Valóralo y aumentará tu confianza y tu autoestima también te lo agradecerá, puesto que  te verás con más energía para afrontar todo lo que te queda todavía por conseguir.

Es como cuando subes a una montaña, aunque te quede por llegar, mira lo que has recorrido, seguro que es más de lo que crees a simple vista.

Tómate la competencia como modelos de estudio

Este punto tiene que ver con el anterior. La competencia que puede estar más allá de lo que tú te encuentras en este momento puede ser un buen punto para retarte a estudiar como han conseguido lo que tú también quieres conseguir.

Tómatelo como tener a alguien a quien modelar que dirían en PNL, alguien a quien poder seguir para aprender que es lo que ha hecho para llegar donde está, como piensa, como siente, que hace. . .y participar de su crecimiento personal y empresarial.

Colabora con ellos

Tu competencia no son tus enemigos, más bien al contrario, pueden llegar a ser tus amigos.

Cuando ves gente que desarrolla actividades parecidas a las tuyas puedes contactar para poder tener una relación de colaboración en alguno de vuestros proyectos en común, o puede que no estéis haciendo lo mismo pero sí que compartís el mismo público objetivo y eso nos da una oportunidad de que ambas partes ganen. Consigues visibilidad ante sus seguidores y ellos frente a los tuyos.

La gente es reticente en hacer eso, porque no quieren presentar a sus seguidores la competencia pensando que a lo mejor se van con ellos. Eso solo demuestra la inseguridad en uno mismo, se trata de que ambas partes ganen y la audiencia seguirá a las personas con las que más conecten. Así puedes mostrarles tu espíritu de colaboración, que enriquece aun más tu trabajo y aporta más valor a tus seguidores.

Puedes colaborar en formaciones, talleres, con artículos en sus blogs, o cualquier otra forma que se te ocurra. La unión hace la fuerza.

Confía en ti y no estés pendiente de los demás

Si quieres estar pendiente de lo que ocurre allá fuera de tus dominios, hasta cierto punto es beneficioso o incluso necesario estar al corriente, pero si te obsesionas con lo que hacen los demás, dejaras de fijarte en lo que tienes que hacer tú. Te fijas en lo que dicen, en cómo estructuran, que ofrecen, dejas de enfocarte en ti y en el valor de lo que tu ofreces.

Cuando el ruido de afuera no te deja escucharte, es momento de desconectar y reconectar contigo mismo, con tu esencia y desarrollar tu voz, tu visión, independientemente de lo que hagan los demás, sino siempre estarás a expensas de comparar lo que haces, en lugar de poner foco en lo que de verdad quieren tus clientes. Cristina López | bloguismo.com

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