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El crowdfunding o cómo materializar ideas

«Quien es capaz de vivir en sociedad y no tiene necesidad de ella, porque se basta a sí mismo, tiene que ser un animal o un dios.» –Aristóteles.

La sociedad es un conjunto de individuos, tan simple como eso, o tan complicado como eso. Es decir, que puede sonar muy simple y la Real Academia de la Lengua puede dictar una definición estática, pero que cuando lo vemos en funcionamiento sabemos que es un complejo sistema basado en reglas infinitas y cambiantes, que pretende dominar el caos y que constantemente falla. Sabemos que no es estática como su definición y que aunque la entendemos en el inconsciente colectivo y la nombramos día a día es algo sumamente complicado.

En una sociedad puede haber muchos colectivos. Un colectivo es un grupo de personas que comparten intereses en común. Existen diferentes tipos de colectivos, colectivos de artistas, colectivos de ingenieros, etcétera. Quizá los colectivos ayuden a ordenar un poco el caos.

En la sociedad actual, al menos en mí sociedad actual, el sentido de colectividad se ha acentuado cada vez más. A nuestro alrededor se crean proyectos de colectividad de distinta índole. Coworking, cohousing, son conceptos fundados en el compartir, en juntar a una serie de individuos con intereses en común a compartir una casa u oficina. Eduardo nos habló de crowdsourcing en la entrada del blog pasada, es otra forma de colectividad, desde mi punto de vista. Total que el compartir está en boca de todos.

Sin embargo, el modelo de colectividad que me ha parecido sumamente interesante es el crowdfunding , que puede traducirse como financiación en masa o microfinanciación colectiva. Con bases en la donación, el crowdfunding es un modelo mucho más asequible y democrático, no necesita de grandes mecenas o de inversionistas trajeados, no necesita de filtros absurdos o subjetivos, no necesita del apoyo de los gremios, ni de la grilla de las industrias, sólo se nutre de ideas y de creatividad.

Basta con tener una idea y creer firmemente en ella para poder ponerla a disposición del mundo. Cada individuo -perteneciente a dicho mundo- entonces decidirá si el proyecto le parece interesante y quiere apoyarlo. Habrá quien pueda dar solamente un peso pero al ser un proceso colectivo, con suficientes mentes creyendo en dicha idea con un peso para dar, se puede financiar el proyecto de alguien que, de haber pasado por los sistemas tradicionales de financiación, probablemente no habría materializado esa idea.

Esto tiene como todo, ventajas y desventajas. La ventaja es que, como decía, es un aparato más simple de financiación que los aparatos tradicionales e institucionales. También que es un sistema de persona a persona, no pasa por una burocracia infinita, una persona propone una idea, otra persona común y corriente ve la idea, le gusta, aporta a la idea. Fin de la historia. Ninguna de las personas tiene que tener un perfil en específico o dedicarse a algo en específico. Son personas creyendo honestamente en las ideas de otras personas. Claro, el que aporta recibirá algo de quien propone el proyecto, pero me gusta creer que el que aporta es una persona con ideas propias que le gustaría ver financiadas. Es decir que tiene un sentido más noble de “hoy por ti, mañana por mí”. Hoy aporto cien pesos a la creación de tu película porque me gustaría creer que alguien más, el día de mañana, aportará cien pesos a la creación de mi libro. Quizá me equivoco y detrás de todos los aparatos de crowdfunding hay empresarios ambiciosos esperando atinar a la próxima empresa multimillonaria. Pero prefiero creer que no. Prefiero creer en el poder del colectivo.

La desventaja, como con todos los aparatos de financiación, es que podrías no obtener nada, que podría ser que tu idea no guste a nadie, nadie aporte un peso y quedes en las mismas, pero no se pierde nada con intentar.

Otra desventaja es que, esos empresarios ambiciosos de malas intenciones, puedan ver tu maravillosa idea y robarla. Pero de nuevo, idealísticamente, creamos en el colectivo, creamos en las personas y despreocupémonos por ello. Total, si te roban la idea, quiere decir que era muy buena y finalmente robaron la idea, el huevo de oro y no a la gallina que pone los huevos de oro, es decir, tú. (Tanto optimismo en este escrito es sospechoso, espero no sonar a Paulo Coelho, con respeto a quien le guste).

En fin, el propósito de esta entrada es que no desechen sus ideas, o las arrinconen en un cajón, sino que crean en ellas y que sepan que existen sitios de crowdfunding donde ponerlas a prueba y a funcionar.

Aquí les dejo algunos:

Kickstarter

Fundado en 2009. Más de 4.2 millones de personas, según su página, han reunido cerca de $654 millones para aproximadamente 43,000 proyectos creativos.

Fondeadora

Sitio mexicano de reciente creación. Me gusta lo que ponen  en su página: “Fondeadora existe porque el dinero debe ser la última limitante para explotar todo nuestro talento.”

Idea.me ó Ideame

Plataforma latinoamericana de financiamiento colectivo. En dos años ha financiado más de 293 proyectos exitosos.

Indiegogo

“Nuestra misión es conseguir financiación para tu pasión” Suficiente, me convencieron con eso.

Ulule

Desde el lanzamiento en octubre 2010, 2352 proyectos creativos e innovadores fueron financiados en 62 países, con el apoyo de los internautas provenientes de 168 países.

Kifund

Kifund se especializa en proyectos audiovisuales y es española.

Goteo

Este sitio se enfoca en “iniciativas, creativas e innovadoras, que contribuyan al desarrollo del procomún, el conocimiento libre y/o el código abierto. “

Verkami

“verkami es un neologismo en Esperanto que significa ‘amante de la creación’.”

Sigan soñando, creando y materialicen sus ideas. Utilicen crowdfunding para ustedes y apoyen también otros proyectos que les parezcan interesantes. Se dice que trae buen karma

Fernanda Villava | NEVERMIND

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