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El eterno coworking

Cuando entré a trabajar a NEVERMIND, hace más o menos dos semanas, me dijeron que una de mis actividades sería escribir para el blog. Yo no había escrito nunca para ningún blog, y aunque me gusta escribir, necesito estar inspirado para hacerlo, de lo contrario salen cosas como las que escribía en la escuela, que solo eran para ponerme una calificación, así lo creo porque dudo que mis maestros leyeran cualquier cosa que escribiera un alumno de primaria o secundaria, ¡incluso de la prepa! En la universidad fue diferente, pero creo que me estoy adelantando.

Siendo este mi primer post, permítanme presentarme: Mi nombre es Jesús Alfonso Julián Rodríguez Miller… (Diablos, pensé que con mi nombre sería suficiente para llenar la página) o solo Miller, para los compas.  Notarán que mi tipo de escritura es diferente al de mis compañeros blogueros, eso se debe, creo yo, a que por lo general no escribo ensayos o reflexiones, por el contrario, yo escribo historias, y ¡vaya tipo de historias esas que escribo!

Desde pequeño (me atrevo a decir que desde que tengo uso de razón) me he sentido muy atraído hacia las historias, escuchadas, leídas o inventadas por mí. Me dice mi abuelita que a la edad de 4 años me encantaba memorizar mis programas favoritos para después salir a contárselas a todos mis conocidos; tiempo después, con mi cerebro y mi imaginación más desarrollada, inventaba historias y canciones que hablaban de mundos fantásticos, animales parlanchines y acciones sin sentido. Más o menos a los 6 años dibujaba ya mis pequeñas historietas, y hacia las clásicas animaciones  de monitos de palitos en las orillas de las hojas de dibujo, ya saben, de las que parece que se mueven si pasan las páginas rápidamente. Por ese tiempo se estrenó en el cine Jurassic Park, y a mis tiernos 7 años la fui a ver. Fue tal el impacto del film en mi vida, que hasta pensé que me quería dedicar a la paleontología, aunque no tardé mucho en darme cuenta de que no fue el estudio de los fósiles lo que me llamó la atención, ni siquiera los dinosaurios, sino la historia, la maravillosa capacidad de una persona para imaginar y contar una historia tan atrayente y de manera tan magistral, que pudiera tener tanta relevancia en mi vida. Fue entonces cuando decidí hacer películas.

La realización cinematográfica es una tarea muy compleja y completa creo yo, aunque poco valorada aquí en México, para poder llegar al resultado final en la pantalla, se debe pasar por todo un proceso creativo que involucra varias artes, desde la escritura, pasando por el dibujo, la fotografía, la actuación, y la cinematografía como tal. No es solo luces, cámara, acción, ni mucho menos se trata de algo que los actores realizan. Los actores son la plastilina de los cineastas, ¡aunque se les debe hacer creer que ellos son los genios!

A los 23 años me gradué de la escuela de cine, una edad muy temprana para andar contando historias sobre la vida, la injusticia o el amor como tal. Yo me decidí, (en mi faceta de creativo) a hablar sobre cosas que no existen, de esa manera, nadie puede decir, naaaaaa eso no es así. Yo tengo la capacidad de decir, así es porque yo lo inventé y te aguantas… si no te gusta ve a ver “Mujer, casos de la vida real”.

Las inspiraciones para mis historias han sido las películas de George Romero, el programa La Hora Marcada, o la Telaraña, la Dimensión Desconocida, etc… y he escrito dos historias que se han hecho producto audiovisual, los cuales han participado en festivales de cine tanto locales como alrededor del mundo. Además de que he participado en más de 20 cortometrajes, 3 largometrajes y muchos documentales y publicidad. En este sentido y con esa experiencia es que les hablaré en mis posts, del eterno coworking, al que yo llamo cine y en el que me he mantenido con no poco esfuerzo.

Yo no vengo a hablarles de los secretos de la industria fílmica ni creativa, tampoco vengo a aleccionarlos sobre lo que es o no es, o sobre lo que deben o no hacer; no, de eso se trata la libertad, de elegir, de decidir, de tropezar, de levantarse y decidir de nuevo, o de hacer las cosas como les pegue la gana. Lo único a lo que vengo es a platicar mi experiencia dentro de una de las artes más complicadas para subsistir en México, (todas las artes lo son, dicho sea de paso) y a compartir mi historia, y las historias que actualmente rebotan en mi cabeza y se mueren por salir… o ya están muertas y quieren salir a devorar sus cerebros. Y creo que es válido, un cineasta es un emprendedor toda su vida, cada proyecto nuevo, cada idea que se gesta en su cabeza es una empresa, muchas logran consolidarse rápidamente y se quedan en el imaginario cultural de una región, o la empresa puede crecer a tal grado que se convierte en un icono mundial, ¿no es eso lo que todo emprendedor busca?

Otras veces la empresa se queda en la idea, y muere tras no encontrar el apoyo económico que necesita para sobrevivir sin llegar a convertirse en nada, muchas veces el proyecto llega a la mitad, y así se queda por años, de todas estas variantes, sus tipos, las áreas, tips y estrategias se hablarán y discutirán en estos posts, con su nuevo bloguero de confianza.

Y hago énfasis en la discusión, pues ustedes también podrán alimentar estas entradas, sugiriendo temas, hablando de la industria, chismes o recomendaciones de películas, si quieren hacerlo de manera más personal, búsquenme en la recepción de NEVERMIND por las tardes. Así pues, permítanme llevarles por el mundo del cine, ese coworking eterno lleno de sueños, obstáculos, premios y pesadillas que seguirán alimentando a nuestra creatividad y con algo de suerte, también los afectará de forma positiva.

Alfonso R. Miller | NEVERMIND

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