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La industria creativa y el creativo profesional

Hace unas semanas tuve la oportunidad de participar en el PechaKucha #17 en Guadalajara. El tema fue Emprendedurismo y Creatividad. Y si bien hablamos de Nevermind como proyecto de emprendedurismo, mi enfoque fue dirigido a la creatividad y a los retos que tenemos para desarrollarnos como industria. Inclusive, cabe la pregunta si nos deberíamos llamar industria creativa para empezar.

El término de industria es una herencia de la revolución industrial y se define como “el conjunto de procesos y actividades que tienen como finalidad transformar las materias primas en productos elaborados o semielaborados. Además de materias primas, para su desarrollo, la industria necesita maquinaria y recursos humanos organizados habitualmente en empresas. Existen diferentes tipos de industrias, según sean los productos que fabrican”.

En esta definición se puede acomodar la creatividad como una industria. Sin embargo, hay muchos paradigmas de la revolución industrial que es necesario romper para realmente capitalizar en la creatividad. Estos paradigmas, sin darnos cuenta, los heredamos como parte del “modus operandi” en el mundo de los negocios o las empresas. Yo veo cuatro importantes, aunque hay muchos más que estos.

Analogía hombre-maquina. Si yo prendo el switch de la luz, el foco siempre debe de prender a menos de que este fundido. Para un lado se prende, para el otro se apaga. Un modelo determinístico con 2 posibles resultados: funciona o no funciona. El problema es ver al humano bajo el mismo esquema. Muchos piensan que las personas deben actuar igual que una maquina, de manera predecible. Está de más decir que ese no es el caso y el humano es mucho más complejo que eso. Entender esas sutilezas y complejidades es clave.Relación tiempo-producción. Una línea de producción mientras más horas trabaja más produce. Es una relación lineal. Si queremos aumentar la cantidad de producción simplemente hay que aumentar el número de horas que trabaja la maquina, suponiendo que no está a plena capacidad. Desgraciadamente, tratamos al trabajo creativo de la misma manera. Pensamos que la relación entre cantidad producida es proporcional al número de horas trabajado. De hecho, es lo contrario. La calidad del trabajo creativo sufre significativamente ante la presión del tiempo.La creatividad es de los artistas. Es insólito oír que muchos todavía piensan que no son creativos o que no pueden serlo. Que piensen que la creatividad es algo con lo que se nace y que si no naciste con ella no hay nada que se pueda hacer. Nada está más lejos de la realidad. La creatividad, como muchas capacidades, se puede – y se debe – ir desarrollando y perfeccionando. Es verdad que algunos tienen una tendencia más fuerte hacia lo creativo, pero es gracias a esa tendencia que desarrollan la creatividad, y no al revés.La creatividad es impredecible. Sí lo es en cuanto a tiempos y minutos exactos, pero no en cuanto a resultados. A diferencia de lo que muchos creen, la creatividad tiene un proceso que si lo seguimos de manera correcta nos va a llevar a ideas o resultados creativos el 100% de las veces. La creatividad no es un proceso discreto, es un proceso continuo en donde no es tan sencillo identificar los componentes menores, pero no por eso quiere decir que no los haya o que no se puedan fomentar o administrar.

Irónicamente, gran parte de lo que es la creatividad se contrapone al concepto de industria como surgió de la revolución industrial. Tenemos que romper con esos lazos que nos atan a un modelo obsoleto e inadecuado. No es cuestión de semántica. Tenemos que estar conscientes de los riesgos que presenta el nombre de Industrias Creativas para así poder contrarrestar sus efectos.

Sin embargo, la revolución industrial creó algo muy importante, un concepto que la “industria” creativa tiene que empezar a tomar con más seriedad. Este concepto es el del profesionalismo. Las palabras creativo y profesional rara vez se encuentran en la misma oración. Esto tiene qué cambiar.

Un profesional es una persona que trabaja a un alto nivel de desempeño y ética sin importar lo que pase a su alrededor, ya sea bueno o malo. Pero, como veletas al viento, nuestro desempeño como profesionistas de la industria creativa cambia en base a humores, supersticiones o modas. Con el pretexto de la volatilidad creativa, trabajamos cuando nos sentimos “inspirados” y dejamos las cosas tiradas ante las primeras dificultades. Nos dejamos llevar por las agendas de los demás; la agenda del colectivo. Nos obsesionamos con ideas pasajeras y se nos olvida que la creatividad es más disciplina que inspiración.

El Pecha Kucha se llevó a cabo al margen de la clausura del Encuentro Internacional de Industrias Creativas celebrado en Guadalajara. Nos estamos reconociendo como una industria, queramos o no. Pero pienso que la pregunta importante entonces no es si nos debemos llamar industria creativa, sino que vamos a hacer a pesar de ello. Tengo una propuesta. Empecemos con ser profesionales.

Patricio Ramal | NEVERMIND

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