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No se la crean

Hace unas semanas asistí a un ciclo de conferencias y lo que dijo un ponente en una de ellas me llamo mucho la atención. Su petición hacia los jóvenes emprendedores mexicanos era que se la creyeran. Quiero pensar que lo que quería decir es que los jóvenes empresarios presenten sus proyectos con mayor convicción; es decir que crean en ellos mismos y en sus proyectos. Sin embargo, la manera en que lo dijo sonó más como que la convicción o «creérsela» puede sustituir otras deficiencias. Desafortunadamente, no hacia falta que lo dijera para reconocer que es una forma de pensar bastante común en nuestra sociedad. Es una de esas ideas que en algún punto de nuestra vida creímos y que por desgracia algunos todavía lo creen. Es casi igual de común como el «pero le eche ganas», aunque ese será tema de otro blog.

Y volviendo al tema, yo me pregunto ¿qué nos creamos qué? He visto muchas presentaciones de todo tipo en los últimos dos años y las buenas todavía las cuento con los dedos de una mano. Más allá de presentaciones, también he visto propuestas de trabajo, proyectos, trabajo «terminado» y entregado al cliente que deja mucho que desear. Existe una falta de compromiso en los acuerdos y en general una ligereza para prometer y no cumplir que es de asombrarse (también otro tema que merece un post individual). Y lo que sucede es que creérsela nunca compensa la falta de preparación, seriedad y profesionalismo. Cuando no dominas el ingles – o el español – lo suficiente para expresarte claramente, cuando no sabes hablar en público o dices «este» cada tercer palabra, cuando no conoces de arriba a abajo tu negocio, o no preparas el material que estás presentando, si no proyectas tu voz adecuadamente o no ensayas, no importa cuanto «te la creas» tu presentación, platica, conferencia o trabajo va a seguir siendo, en el mejor de los casos, mediocre. Y si lo que buscas como emprendedor es inversionistas, estoy seguro que poco los vas a impresionar solamente creyéndotela. Y si sí, aléjate lo más que puedas, ese inversionista no te conviene.

Al contrario de lo sugerido durante la conferencia, yo quiero proponerles lo contrario. No se la crean. El autoelogio es engañoso. Nos vuelve complacientes y mediocres. Aplaudo mucho el empuje y las ganas de los jóvenes universitarios o recién graduados de emprender. Se necesita mucho valor y mucha confianza en si mismo para hacer lo que están haciendo día con día. Pero la confianza y el valor solo te ayudan a brincar la barda. Cuanto logres avanzar después, depende más de preparación que de convicción. Con un ingles masticado, conocimiento a medias, falta de preparación y rompiendo promesas, te garantizo que no vas a llegar lejos.

Dicen que el que esté libre de culpa que aviente la primera piedra. Yo no estoy libre de culpa ni mucho menos, pero de todas maneras ahí va. Que conste que la aviento sin esconder la mano, con la intención de pegarle a alguien y con la esperanza de que le pase lo mismo que cuando me la aventaron a mí. Desperté. Me la creí menos y me preparé más. Me la creí menos y me critiqué más. Me la creí menos y me observé más. Me la creí menos y me superé más. No es una batalla fácil. Al ego no le gusta que lo hagan de menos. Va a pelear para convencerte día con día que eres lo máximo. Que este mundo mortal no te merece. Que todo lo que sale de tu genio artístico vale su peso en oro. Mi opinión: no le creas. Mejor prepárate.

PD. Se vale regresar la pedrada.

Patricio Ramal | NEVERMIND

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